Se construye un esquema en la pizarra destacando ventajas, desventajas y recomendaciones de diferentes tipos de siembra.-
Registro en Ficha Técnica de las Semillas.-
Se presentan un conjunto de sobres con diferentes tipos de semilla.
Cada estudiante pasa y recolecta uno de los sobres.
A modo de cierre compartimos la lectura de Rosinha, mi canoa pag 21 a 23. dialogos entre la semilla y el agua.-
Almácigo
Los almácigos son el primer paso a la hora de montar un huerto ecológico, una herramienta excelente para los hortelanos porque nos permiten sembrar hortalizas y favorecer la germinación de las semillas en un entorno protegido de condiciones adversas como por ejemplo: heladas, vientos fuertes, granizo, lluvias, etc. Es importante que mires el calendario de siembra y el calendario lunar para saber en qué momento es más conveniente cultivar hortalizas.
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A la hora de conseguir un almácigo, tenemos que considerar varias opciones:
La primera opción reutilizo materiales y utensilios, por ejemplo, puedes utilizar un recipiente de unos 15 a 20 cm de profundidad que puedes dividir en cuadros de unos 4 cm cada uno y ponerle una tapa para que evite el acceso de la luz y las semillas estén protegidas del viento, los pájaros e insectos. Si en casa no tienes nada que puedas reutilizar para hacer los almácigos, siempre puedes encontrar en centros de jardinería, viveros, etc. bandejas ya preparadas de materiales orgánicos y que se pueden usar en sucesivas ocasiones.
Cómo preparar almácigos o germinar semillas con éxito
Los almácigos son el primer paso a la hora de montar un huerto ecológico, una herramienta excelente para los hortelanos porque nos permiten sembrar hortalizas y favorecer la germinación de las semillas en un entorno protegido de condiciones adversas como por ejemplo: heladas, vientos fuertes, granizo, lluvias, etc. Es importante que mires el calendario de siembra y el calendario lunar para saber en qué momento es más conveniente cultivar hortalizas.
De esta forma, con los semilleros o almácigos podemos cultivar hortalizas, plantas aromáticas y medicinales, ornamentales, etc. de una forma más segura y esquivar posibles dificultades que pueden presentarse en el caso de la siembra directa en el suelo.
A la hora de conseguir un almácigo, tenemos varias opciones. Yo como primera opción reutilizo materiales y utensilios, por ejemplo, puedes utilizar un recipiente de unos 15 a 20 cm de profundidad que puedes dividir en cuadros de unos 4 cm cada uno y ponerle una tapa para que evite el acceso de la luz y las semillas estén protegidas del viento, los pájaros e insectos. Si en casa no tienes nada que puedas reutilizar para hacer los almácigos, siempre puedes encontrar en centros de jardinería, viveros, etc. bandejas ya preparadas de materiales orgánicos y que se pueden usar en sucesivas ocasiones.
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Consejos a la hora de preparar almácigos o semilleros
– Utiliza materiales orgánicos y evita, en lo posible, usar materiales que se puedan oxidar, de plástico blando, con barnices, tintas o pinturas.
– Asegúrate de que el recipiente o recipientes que vas a usar tienen agujeros en la base, así se podrá drenar el exceso de agua y no se estropean ni las semillas ni las plántulas después. Además, así reducimos las probabilidades de que aparezcan hongos en los semilleros.
– Una buena opción para el sustrato de los almácigos que suelo utilizar es una parte de arena, otra de compost o de humus de lombriz y otra de tierra negra. Para evitar que se apelmace y se creen tropezones grandes que puedan entorpecer la germinación de la semilla y el desarrollo de las raíces, lo que hago es usar un tamizador o tela de alambre para colar el sustrato y que quede bien finito. El sustrato que no sea capaz de pasar por el alambre porque es demasiado grueso lo vamos a colocar como primera capa en la base de los almácigos y así aportará el drenaje que éstos necesitan.
– Después colocamos una segunda capa encima de unos 10 cm de grosor con el sustrato que hemos tamizado previamente.
– Con un palo, boli o cualquier otro utensilio similar que tengas a mano ve haciendo hoyos en la superficie. Estos surcos no necesitan ser muy profundos, con 1 cm de profundidad es suficiente.
– Después vamos colocando las semillas en los hoyos. Idealmente, la semilla debe estar enterrada a una profundidad igual (o como mucho) al doble de profundidad que su grosor. Esto favorece la germinación.
– Evita sembrar las semillas muy juntas unas de otras. Deja una distancia de unos 6 a 9 cm entre semilla y semilla.
– Cubre las semillas con un poco de sustrato y evita prensar en exceso la tierra, con dar unos ligeros toques es suficiente.
– Riega con mucho cuidado de no mover las semillas. No te excedas con el agua, es sólo para humedecer la parte de arriba de los almácigos.
– En sucesivos riegos, lo que haremos será dejar los almágicos sobre una bandeja y en ésta pondremos el agua de riego. Así podemos mantener los semilleros con un grado óptimo de humedad para favorecer la germinación de las semillas y posteriormente, una vez que ya han germinado, la plántula irá absorbiendo la cantidad de agua que va necesitando, sin excesos y evitando en gran medida la aparición de hongos.
– Ubica los almácigos en un lugar oscuro, resguardado de vientos fuertes.
– Cuando veas que van saliendo las primeras plántulas, podemos ponerlas al sol durante 3 ó 4 horas al día y después de unos 10 días podemos pasarlas a un lugar donde reciban la luz durante todo el día.
– El último paso es trasplantar las plántulas una vez que han alcanzado los 15 cm de altura.– .
SIEMBRA DIRECTA
Definición
La siembra directa es aquella que no causa ningún tipo de daño al suelo, puesto que no tiene ningún laboreo y tan solo deja un 30% de residuos de la cosecha anterior en el suelo. Por lo tanto, la siembra directa no es aquella que se hace sembrando y cultivando en una sola pasada, con un equipo de trabajo del suelo y sembradora.
Características de la siembra directa
Para la siembra directa es fundamental realizar rotaciones de cultivo. De esta forma, el suelo no se verá forzado por aquellos cultivos que requieren más cantidad de nutrientes y podrá regenerarlos cuando estén cultivados aquellos menos exigentes.
La siembra directa ayuda en el control de las plagas y enfermedades, además de mejorar la estructura del suelo. Al dejar los restos de otras cosechas esparcidos por el suelo, se reduce la erosión en un 90% y, tanto la actividad biológica como la biodiversidad, aumentan.
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Preparación de la Tierra:
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