y escrita por Andrew Knight y Robert Schenkkan.
. El rodaje comenzó el 5 de septiembre de 2015, en
.
La película está basada en la historia real de un soldado del Ejército de EE. UU.
concienciado que se negó a portar armas en el frente y que, sin embargo, fue condecorado con la
, por haber salvado la vida a más de 75 hombres bajo el constante fuego enemigo durante la brutal
. Basada en hechos reales.
.
La producción de la película se basa en los estudios Fox Australia.
Troy Grant, el Viceprimer Ministro de Nueva Gales del Sur, pronosticó
que la película daría ingresos a la zona de 26 millones
por trabajos relacionados con la producción.
.
La Batalla de Okinawa librada entre Abril y Junio de 1945 fue uno
de los enfrentamientos más sangrientos de la Segunda Guerra Mundial. A
pesar de que curiosamente constituyó el último gran duelo terrestre,
aéreo y naval de la contienda entre Estados Unidos y Japón, el
desproporcionado número de víctimas mortales por ambos bandos forzó a la
solución de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki para poner
fin de una vez por todas a la Guerra del Pacífico.
Plan de los Aliados
Catastrófico resultó el comienzo del año de 1945 para las potencias
del Eje en todos los teatros de operaciones. Por ejemplo en el Frente
del Pacífico, el Imperio Japonés acababa de ser expulsado de las
Filipinas por el Ejército Estadounidense y de Birmania por el Ejército
Británico; mientras que Alemania estaba siendo invadida desde el Frente
Occidental por los Aliados y desde el Frente Oriental en dirección
Berlín por el Ejército Rojo de la Unión Soviética. Por si fuera poco,
las principales ciudades del Japón eran bombardeadas a diario por las
superfortalezas volantes B-29 y el Ejército Imperial Japonés acababa de
ser derrotado en la Batalla de Iwo Jiwa, cuya isla a medio camino del
archipiélago favorecía dar el siguiente salto en la cadena antes del
territorio metropolitano: las Islas Ryûkyû y más concretamente Okinawa.
Bajo el nombre de
“Operación Iceberg”, la invasión de la Isla de
Okinawa se planeó el 3 de Octubre de 1944 como una campaña conjunta
entre Estados Unidos y Gran Bretaña, incluyendo por supuesto la
Commonwealth con Canadá, Australia y Nueva Zelanda, que aprobaron en una
reunión tanto el Presidente Franklin Delano Roosevelt como el Primer
Ministro Winston Churchill. Básicamente el patrón de esta misión se
diseñó según las cánones de otras similares en el Pacífico, con la
excepción de que en esta ocasión se recurrió a una gigantesca fuerza
naval y a un contingente de tierra con medio millón de hombres que
sumaban las ocho divisiones, entre estas cinco del Ejército
Estadounidense (US Army) y tres del Cuerpo de Marines (United States
Corps), además de modificar la decodificación clásica de “Día-D”
utilizada en los desembarcos por la más encriptada de
“Día-L”.
La Marina Aliada del almirante Kelly Turner agrupó a un total de
595
buques para la invasión de Okinawa en lo que constituyó la mayor
escuadra desplegada en el Frente del Pacífico. Se trataba de la Flota
Estadounidense (US Navy) al mando del almirante Chester Nimitiz y del
vicealmirante Raymond Spruance con la 58ª Fuerza de Tareas
Estadounidense (Task Force 58) del vicealmirante Marc Mitscher; así como
la Flota Británica del Pacífico (British Pacific Fleet) del almirante
Bruce Fraser con la 57ª Fuerza de Tareas (Task Force 57) del
vicealmirante Bernard Rawlings. Con estos barcos viajaría un contingente
liderado por el general Simón Bolivar Buckner que incluía al III Cuerpo
Anfibio del general Roy Geiger con las 1ª, 2ª y 6ª Divisiones de
Marines encargadas de desembarcar en las principales playas de Okinawa; y
el XXIV Cuerpo del general John Reed Hodge con las 7ª, 26ª, 27ª y 96ª
Divisiones de Infantería que tomarían tierra en el sector de Hagushi,
sin incluir a la 77ª División de Infantería que se desviaría con la
misión de ocupar la vecina Isla de Shima.
Los Aliados reunieron un total de 540.000 efectivos entre 291.000
soldados y 249.00 marineros, además de una escuadra con
596 navíos (465
estadounidenses, 128 británicos, 1 canadiense, 1 australiano y 1
neozelandés) entre los que hubo
69 portaaviones (57 estadounidenses y 12
británicos),
24 acorazados (22 estadounidenses y 2 británicos),
40
cruceros (33 estadounidenses, 5 británicos, 1 canadiense y 1
neozelandés),
330 destructores (329 estadounidenses y 10 británicos), 2
dragaminas (estadounidenses), 1 corbeta (australiana), 3
portahidoraviones (estadounidenses), 8 petroleros (estadounidenses), 1
buque hospital (estadounidense) y 130 cargueros (99 británicos y 29
estadounidenses).
Plan de Japón
Okinawa, la mayor isla del Archipiélago de las Ryûkyû, era un trozo
de tierra a medio camino entre Formosa y Japón de 64 millas de largo por
18 millas de ancho. Delimitada por la Península de Motobu al norte y la
Península de Oruku al sur, gran parte de su orografía se componía
básicamente de elevados macizos repletos de cuevas y de una frondosa
selva de difícil acceso. No obstante y a pesar de su compleja
naturaleza, existían importantes núcleos urbanos densamente poblados
como la capital de Naha, así como ciudades de menor tamaño como Shuri,
Manatoga, Yonabaru, Taba, Ishiwaka, Imadori, Nakaoshi, Toguchi o Nago.
Incluso había un considerable número de pistas para aviones como los
grandes Aeropuertos de Kadena y Yontan situados al oeste, junto a otros
más pequeños en torno a localidades del interior e incluso dos en la
vecina Isla de Shima.
Las Islas Ryûkyû habían sido consideradas por Estados Unidos y Japón
como un teatro secundario de escasa importancia estratégica hasta que a
mediados de 1944 se situaron en primera línea de fuego. Con tan sólo una
reducida guarnición de
600 soldados y tres baterías de artillería,
Okinawa comenzó a incrementar sus fuerzas con la llegada de tropas
procedentes de Manchuria y la movilización para tareas auxiliares de
39.000 okinawanses entre los 17 y 45 años (entre ellos 16.000 que fueron
reclutados), mientras los norteamericanos comenzaban a sobrevolar la
isla con sus aviones. De hecho la primera incursión aérea tuvo lugar el
29 de
Septiembre de 1944 con un escuadrón de bombarderos pesado
B-29 que
provocaron escasos daños sobre las instalaciones.
Mucho más devastador
fue el raid del 10 de
Octubre protagonizado por
100.000 cazabombarderos
Hellcat y Helldriver procedentes de portaaviones que mataron
1.000
civiles,
hundieron decenas de embarcaciones pequeñas en los muelles,
destruyeron numerosos aviones aparcados en tierra, incendiaron un
almacén con 300.000 sacos de arroz y pulverizaron varios depósitos con 5
millones de balas para armas de mano y 10.500 proyectiles de mortero y
cañón.
Desgraciadamente estos no fueron los únicos bombarderos porque
otros similares se repitieron el 3 de Enero de 1945, el 4, el 22 y el 17
de Febrero, así como durante varias jornadas de Marzo, aunque apenas
sin incidencias serias.
A mitad de 1944 comenzaron a erigirse las defensas en la Prefactura
de Okinawa (Okinawa-ken) ante una más que inminente invasión por parte
de Estados Unidos. A cargo primero del general Masao Watanabe y
posteriormente del general Mitsuru Ushijima, los sistemas fortificados
no se diferenciaron en mucho a los de otros escenarios de la Guerra del
Pacífico al situarse
generalmente en terrenos naturales, riscos y
cuevas, primando especialmente
los emplazamientos con baterías de
artillería que rondaban entre los 70 y 320 milímetros de calibre y los
túneles e
xcavados bajo el suelo, a veces a 50 metros de profundidad, que
eran invulnerables tanto a las bombas de aviación como a las baterías
navales de los grandes buques. La estrategia japonesa eran sencilla:
abandonar las zonas llanas que cederían sin combatir al enemigo en las
primeras jornadas de los desembarcos para refugiarse en las cordilleras y
selvas del interior, donde de forma escalonada irían resistiendo el
máximo tiempo posible, algo que obligaría a la escuadra enemiga a
concentrar su grueso sobre la isla y por tanto la haría muy vulnerable a
los ataques de aviones kamikaze que provocarían daños inmensos sobre
los barcos.
El XXXII Ejército Japonés con
77.000 efectivos fue la fuerza escogida
para defender Okinawa con las 24ª y 62ª Divisiones de Infantería, la
44ª Brigada Mixta Independiente, el 27º Regimiento Blindado, el 15º
Regimiento Independiente Mixto, el 5º Grupo de Artillería y el 21º Grupo
de Artillería Antiaérea. A estas formaciones regulares hubo que añadir
la Guardia Okinawense con
30.000 policías, el Regimiento de Incursión
Naval con
3.850 marineros, una milicia local bautizada como “Boietau”
con
15.000 voluntarios, el Destacamento de Trabajo Coreano con
12.500
voluntarios oriundos de Corea, la Unidad “Sangre y Hierro para el
Emperador” conformada por
1.500 menores de edad recién sacados de la
escuela e incluso
600 chicas de instituto que se agruparon en torno a la
Unidad de Estudiantes “Himeyuri”. Respecto al arsenal bélico los
defensores reunieron 335 piezas de artillería de campaña o antiaérea (8
de 240 milímetros, 44 de 150 milímetros, 72 de 75 milímetros, 77 de 25
milímetros, 74 de 20 milímetros y 60 de 13’2 milímetros), 120 morteros
(24 de 320 milímetros y 96 de 81 milímetros) y 27 tanques (14 del modelo
Chi-Ha y 13 Ha-Go). Ni siquiera faltó a la cita la Marina Imperial
Japonesa con la II Flota del almirante Seiichi Itô con
una decena de
buques entre los que estuvo el superacorazado Yamato, el crucero Yahagi y
algunos destructores.
El Ejército Japonés desplegó aproximadamente
140.000 efectivos entre
77.000 soldados, 30.000 policías, 3.850 marineros, 12.500 coreanos y
16.000 milicianos okinawenses, así como un material bélico de 27
tanques, 335 cañones, 120 morteros y 100 camiones; mientras que la
Marina Imperial Japonesa a una escuadra naval de 10 navíos entre 1
acorazado, 1 crucero y 8 destructores.
A mediados de Marzo de 1945, la Marina Aliada fue objeto de ataques
kamikazes de aviones japoneses que se lanzaron en picado contra los
navíos norteamericanos. El portaaviones USS Wasp fue el primer buque en
ser alcanzado por un aparato que provocó 101 muertos entre la
tripulación y forzó a la nave a retirarse hacia Estados Unidos como
consecuencia de la gravedad de los daños sufridos. Averías similares
también contabilizaron sobre el acorazado USS Nevada y los destructores
USS Dorsey y USS O’Brien II.
|
Flota
Estadounidense en marcha hacia la Isla de Okinawa con el portaaviones
USS Franklin unos días antes de ser destruido por aviones kamikaze. |
Otro de los problemas con los que se encontró la Marina Aliada en
Okinawa fueron las
minas submarinas que circundaban toda la isla. Ante
la imposibilidad de efectuar un desembarco en condiciones por culpa de
estas trampas bajo el agua,
los dragaminas USS Skylark y USS Shallow
tuvieron que realizar un minucioso trabajo despejando seis campos de
minas en un área de 7.800 kilómetros cuadrados y desactivando 603
artefactos, la mayoría frente a las playas de Hagushi, donde un equipo
especial de buzos contribuyó decisivamente a la tarea. Desgraciadamente
para los norteamericanos, durante el proceso de desminado el dragaminas
USS Skylark chocó accidentalmente con una de las minas y se hundió
llevándose las vidas de 5 marineros.
Las Islas Kerama Retto también constituyeron un importante objetivo
antes de dar el salto a la propia Okinawa. Fue así como el
26 de Marzo
de 1945 la 77ª División de Infantería Estadounidense desembarcó en las
Islas de
Aka Shima, Zamami Shima, Geruma Shima, Hokaji Shima y Yakabi
Shima que se encontraban defendidas únicamente por una guarnición de
1.150 efectivos entre 650 japoneses y 500 coreanos. Salvo por la escasa
resistencia presentada por los 400 soldados nipones de Zamami, los 200
de Aka y los 75 de Geruma que fueron reducidos con rapidez gracias al
fuego naval del acorazado USS Arkansas, el resto de islotes fueron
fácilmente ocupados sin pegarse un sólo tiro. Únicamente los 500
voluntarios coreanos que se atrincheraban en Takashiki Shima causaron
ciertos problemas a los norteamericanos que desembarcaron en dicha isla y
su vecina Awara Shima entre los días 27 y 30 hasta que la mayoría
fueron abatidos o escaparon en bote al resto del archipiélago Una vez
finalizada la Batalla de las Islas Kerama los estadounidenses sufrieron
112 bajas entre 31 muertos y 81 heridos, mientras que entre los
japoneses y coreanos se contabilizaron 121 prisioneros y un lote de 350
lanchas suicidas del modelo Shinyô capturadas en unas cuevas junto al
mar. No obstante, la mayor ganancia con este archipiélago fue que
los
Aliados pudieron emplazar una batería de 24 cañones de largo alcance de
155 milímetros con los que comenzaron a bombardear la misma Isla de
Okinawa.
Día L
A las 5:30 horas del amanecer del
1 de Abril de 1945, la Marina
Aliada con los buques de la Task Force 57 Estadounidense y Task Force 58
Británica comenzaron un devastador bombardeo de artillería naval contra
la Isla de Okinawa disparando
44.285 proyectiles y 33.000 cohetes. A
esta tormenta de fuego, se sumó el lanzamiento de
napal por
cazabombarderos en vuelo rasante y 22.500 granadas de morteros
instalados a bordo de los barcos que arrasaron las zonas bajas del
territorio insular y destruyeron el muro de hormigón de dos metros de
altura que se situaba a modo de obstáculo a tan sólo 30 metros de las
playas.
Aproximadamente cayeron 25 proyectiles por cada 85 metros
cuadrados en lo que constituyó la concentración de artillería más
intensa de la Guerra del Pacífico.
Sometidas las defensas de la Okinawa a los grandes calibres de
cruceros y acorazados, cientos de lanchas de desembarco cargadas de
infantes y marines comenzaron a aproximarse hacia la costa. Durante el
trayecto, las embarcaciones tuvieron la suerte de no recibir fuego desde
el litoral, aunque sí el ataque de numerosos aviones kamikazes que
causaron molestos estragos. Por ejemplo la lancha LST-844 fue envuelta
por la explosión del impacto y hundida con 20 muertos a bordo y 21
heridos; mientras que el transporte de tropas USS Hinsdale fue acertado
por un aparato suicida y hundido con otras 16 víctimas mortales.
|
Pintura de un destructor estadounidense derribando cazas Zero kamikaze durante la Batalla de Okinawa. |
Las tropas del XXIV Cuerpo Estadounidense a bordo de 168 lanchas
escoltadas por 28 tanques flotantes AMTRAC LVT y un escuadrón de 64
aviones en el aire, fueron las primeras en desembarcar a las 8:30 de la
mañana sobre las playas de Okinawa en Minatoga, a muy escasa distancia
de la ciudad de Hagushi, donde no encontraron ningún tipo de resistencia
japonesa, salvo la excepción de una batería de morteros aislada que fue
fácilmente neutralizada por los norteamericanos. Simultáneamente en el
norte de la isla, el III Cuerpo Anfibio desembarcó a sus hombres sobre
el Estuario del Río Bishi Gawa en la costa occidental, exactamente igual
que la 6ª División de Marines algo más arriba. Apenas sin desatarse
oposición por parte de los japoneses, el avance de los 16.000 invasores
de la primera oleada fue espectacular porque al cabo de escas
os minutos
consolidaron una extensa cabeza de puente, a las 10:30 horas
conquistaron el Aeropuerto de Kadena y a las 14:00 horas aseguraron el
Aeropuerto de Yontan.
Tal fue la rapidez del Ejército Estadounidense durante el “Día-L”,
que al caer la noche un caza japonés del modelo Zero aterrizó en el
Aeropuerto de Yontan creyendo que todavía estaba en manos de su propio
ejército, lo que obligó al piloto nada más tomar tierra y apagar el
motor, a echar a correr hacia las instalaciones y ocultarse en un
hangar.
Ante este éxito rotundo del primer día de invasión, las tropas
estadounidenses habían desembarcado en la isla a un total de 50.000
efectivos a costa de únicamente 159 bajas entre 28 muertos, 104 heridos y
27 desaparecidos.
Batalla del “Pináculo”
“¿Dónde está el enemigo?” fue la pregunta que se hizo el Ejército
Estadounidense durante las primeras 48 horas de haber desembarcado en
Okinawa. Hasta ese momento en la Guerra del Pacífico jamás los japoneses
había esperado tanto tiempo en establecer contacto con el enemigo,
salvo por algunas escaramuzas esporádicas de baja intensidad en
distintos puntos de la isla como una incursión nipona la noche del 2 de
Abril que dejó un saldo de 71 japoneses muertos y 16 bajas
estadounidenses entre 4 muertos y 12 heridos.
Ni siquiera en una fecha tan tardía como el 3 de Abril de 1945, las
tropas niponas apenas ofrecieron resistencia para defender el Monte
Yontan que los marines ocuparon con pasmosa facilidad. De hecho, la
oposición era tan escasa que aquella misma jornada el III Cuerpo Anfibio
y la 6ª División de Marines enlazaron sus vanguardias al norte,
exactamente lo mismo que hicieron la 7ª y 96ª Divisiones de Infantería
al sur. Gracias a esta escasa oposición, los norteamericanos cortaron
Okinawa en dos mitades tras asegurar el Istmo de Ishikawa y la Península
de Katchin.
Inesperadamente el 4 de Abril de 1945, un potente bombardeo de la
artillería japonesa procedente de las montañas se precipitó sobre las
filas estadounidenses. Por fin el enemigo se había decidido a atacar y
lo había hecho desde una posición conocida como el “Pínáculo”,
consistente en una cordillera fortificada al sur de la isla que se
conformaba por 15 fortines repartidos en cuatro emplazamientos
bautizados como “Cactus Ridge”, “Red Hill”, “Tombostone Ridge” y
“Triangulation Hill” de 145 metros de altura y coronados por un asta de
coral de 12 metros. Defendido el sector por 110 soldados japoneses
armados con 10 ametralladoras al mando del teniente Senji Taniwa, los
norteamericanos sufrieron numerosas bajas asaltando las colinas,
sobretodo la rampa del Castillo de Nakagusuku en los donde los nipones
resistieron varios días protegidos por una muralla medieval de 6 metros
de espesor. Aproximadamente se tuvieron que malgastar hasta un total de
cuatro días, básicamente del 4 al 7 de Abril, para que la 77ª División
de Infantería despejase el “Pínáculo” de enemigos y ocupase los cuatro
bastiones y el Castillo de Nakagusuku, así como las ciudades de Chuda y
Kushi, a costa de un elevado saldo de 1.000 bajas estadounidenses entre
muertos y heridos por otras 4.500 bajas niponas.
Justo al mismo tiempo en que se produjo la Batalla del “Pináculo”, el
Ejército Estadounidense desembarcó en las Islas Orientales situadas al
oeste de las Islas Ryûkyû. Afortunadamente en esta ocasión, la presencia
militar japonesa era prácticamente inexistente, por lo que salvo la
Isla de Tsugen Shima que precisó de algunos combates para acabar con los
escasos defensores nipones, las Islas Orientales fueron ocupadas al
completo.
Epopeya del Yamato
“Operación Ten-Go” fue el nombre con que Japón bautizó a la que debía
ser la
última misión ofensiva de la Marina Imperial Japonesa en la
Segunda Guerra Mundial. Liderada por el superacorazado Yamato con sus
impresionantes nueve cañones de 460 milímetros,
el buque debía navegar
hasta las Islas Ryûkyû e irrumpir en la zona de Okinawa disparando a
quemarropa sus armas hasta agotar las municiones tras destruir el máximo
número de embarcaciones enemigas, momento en que la nave encallaría
sobre la arena para ser abandonada por sus más de 3.500 marineros, los
cuales se unirían a la guarnición insular como infantes.
El 7 de Abril de 1945, la II Flota Japonesa zarpó del puerto de
Tukuyama en la Isla de Kyûshû con un total de 10 navíos entre los que se
encontraban el acorazado Yamato, el crucero Yahagi y los ocho
destructores Hatsushimo, Fuyuzuki, Yukizake, Asashimo, Suzutsuki,
Isokaze y Hamakaze. Amparados por la oscuridad de una tormenta, las
cosas salieron mal desde el principio porque tras dejar atrás la
borrasca, a las 10:00 horas de la mañana los submarinos norteamericanos
USS Threadfin y USS Hackleback interceptaron a la escuadra nipona al
completo a la altura del Canal de Bungo. Inmediatamente se alertó a la
Marina Aliada anclada en Okinawa que rápidamente movilizó a 19 navíos
entre los que se encontraban los 11 portaaviones estadounidenses
USS
Belleau Wood, USS Bennington, USS San Jacinto, USS Hornet, USS Bunker
Hill, USS Hancock, USS Bataan, USS Cabot, USS Intrepid, el USS Langley y
el USS Yorktown, los cuales hicieron despegar a 386 aviones de los
modelos Corsair, Hellcat, Avenger, Helldriver y Wildcat; los 6
acorazados USS Massachusetts, USS Indiana, USS New Jersey, USS South
Dakota, USS Winsconsin y USS Missouri; y los 2 cruceros USS Guam y USS
Alaska.
|
Pintura
del acorazado japonés Yamato disparando sus poderosos cañones
durante su trayecto a Okinawa durante la “Operación Ten-Go” |
.
A las 12:34 horas del mediodía, la primera oleada de aviones
norteamericanos compuesta por torpederos Helldriver que volaban
protegidos por nubes bajas, se aproximaron a la II Flota Japonesa y se
abalanzaron sobre los buques enemigos. La primera víctima fue el
destructor Asashimo hundido con 326 muertos a bordo; así como el
superacorazado Yamato que recibió dos bombas, cuya explosión destruyó
los cañones antiaéreos de la torre secundaria de popa, además de un
torpedo que le abrió un boquete de agua en la banda izquierda. Durante
la segunda oleada lanzada poco después, el acorazado encajó cuatro
bombas más que destrozaron su superestructura y averiaron el sistema
eléctrico de armamentos. Casi al mismo tiempo el crucero Yahagi era
alcanzado por doce bombas y seis torpedos que le hicieron darse la
vuelta y hundirse con 446 marineros fallecidos. Similar destino sufrió el
destructor Hamakaze tras irse a pique con otros 100 muertos.
Nuevamente a las 13:00 horas, la II Flota Japonesa fue sometida a una
tercera y cuarta oleadas procedentes del oeste y del sudeste.
Primeramente torpederos Avenger acertaron con tres torpedos al Yamato,
para a continuación recibir una lluvia de bombas que pulverizaron la
cubierta, destruyeron la radio y dejaron cientos de cadáveres sobre el
barco. Poco después otros seis torpederos hicieron impacto en el
costado, uno de los cuales acabó con el timón secundario y redujo su
velocidad de los 14 a 7 nudos. De hecho para evitar que el navío se
sumergiese, el equipo de daños inundó los cuartos de máquinas y las
calderas situadas a estribor, lo que condenó a cientos de tripulantes a
morir a oscuras y ahogados tras quedar sellados los compartimentos.
Respecto al resto de navíos, las cosas tampoco fueron mejor porque el
destructor Isozake fue hundido con 20 muertos y el Kasumi con otros 17.
Sobre las 14:00 horas de la tarde la situación del Yamato era
dramática al ser poco menos que una chatarra flotante y humeante cuando
los Avenger regresaron y le acertaron de nuevo con otros dos torpedos,
justo al mismo tiempo en que las plantas inferiores empezaban a
inundarse y el barco volcaba de lado unos 90º. Fue entonces cuando a las
14:23 se produjo una inmensa explosión que envolvió el buque y se elevó
en forma de hongo más de 6 kilómetros de altura, siendo incluso visible
desde Kyûshû a 160 kilómetros de distancia y escuchada desde Kagoshima a
200 kilómetros. Acto seguido los restos del barco se sumergieron y el
Yamato se hundió bajo las aguas del Océano Pacífico tras haber perdido
la vida un total de 3.063 marineros.
Conluida la “Operación Ten-Go”, el resultado de la misión había
terminado en un completo fracaso por la Marina Imperial Japonesa. Fueron
hundidos un total de seis buques entre el acorazado Yamato, el crucero
Yahagi y los cuatro destructores Hamakaze, Isoakaze, Kasumi y Asashimo,
además de perder la vida 3.700 japoneses (sólo 1.635 supervivientes
fueron rescatados del agua de los que 280 eran del Yamato, 555 del
Yahagi y 800 de los destructores); a costa únicamente 10 aviones
estadounidenses derribados y 12 pilotos muertos.
|
Explosión del acorazado Yamato antes de hundirse con 3.063 almas a bordo. |
Buscando venganza por lo ocurrido al Yamato, la Fuerza Aérea Imperial
Japonesa envió como represalia un total de 19 aviones kamikazes contra
la Flota Estadounidense. Apenas sin tiempo a reaccionar, uno de los
aparatos dañó al portaaviones USS Hancock que se tuvo que retirar de la
batalla con serias averías y 80 bajas entre 28 muertos y 52 heridos.
También el acorazado USS Maryland sufrió daños graves en su estructura,
exactamente que el destructor USS Bennet que hubo de ser evacuado de la
isla.
Más suerte encontró la segunda oleada de kamikazes de la Fuerza Aérea
Imperial Japonesa que compuesta por un total 205 aviones se abalanzó
masivamente contra la Flota Estadounidense. Entre los portaaviones
impactados estuvo el USS Bennington al que rompieron el timón y el USS
Belleau Wood al que dañaron levemente. Sin embargo la peor parte se la
llevaron los seis buques hundidos entre los que se contabilizaron los
tres destructores USS Bush, USS Colhoun y USS Emmons, así como los dos
transportes SS Hobbs Victory y SS Logan Victory, más la lancha de
desembarco LST-447.
Conquista de la Península de Motobu
A partir del 8 de Abril de 1945 comenzó la batalla por la Península
de Motobu cuando las tropas del Ejército Estadounidense ocuparon la
ciudad de Nago y comenzaron a adentrarse en el Macizo de Yae-Take, una
formación natural de riscos y cuevas con elevaciones de hasta de 365
metros de altitud. La táctica a seguir por los norteamericanos para
evitar encajar unas bajas considerables fue la de ir rodeando el sector
desde el día 9 para apoderarse de localidades adyacentes como Itomi en
el centro peninsular y Yabu, Awa y Sugo en la costa; así como de
Nakasoni, Toguchi y Unten la jornada del 10. Una vez rodeada la
Península de Motobu y atrapados más de 2.500 soldados japoneses en el
Macizo Yae-Tae el 12 de Abril de 1945, la 6ª División de Marines
protagonizó un espectacular avance que acabó con la ocupación de las
ciudades de Bise, Imadomari y Nakaoshi.
Igualmente complicado resultó la batalla por la Cordillera de Kazazu
tras el asalto de la 96 División de Infantería Estadounidense, cuyos
soldados tuvieron que replegarse ocultos por botes de humo después de
ser rechazados con un saldo de 380 bajas entre 87 muertos y 293 heridos.
Afortunadamente para los norteamericanos, la posterior carga de
flanqueo “banzai” no fructiferó porque los japoneses sufrieron 1.500
bajas, aunque provocaron grandes pérdidas a sus oponentes mediante un
potente bombardeo de artillería de 3.400 proyectiles que causó a los
estadounidenses 2.800 bajas entre 700 muertos y 2.100 heridos.
Sobre el mar mientras tanto, la Fuerza Aérea Imperial Japonesa empleó
por primera vez misiles a reacción Okha tripulados por pilotos suicidas
que impactaron y hundieron al destructor USS Mannert Abele causándole
81 muertos y también a la lancha de desembarco LCS-33. Al mismo tiempo,
otras víctimas de ataques kamikazes convencionales fueron el destructor
USS Kidd que resultó hundido o los daños recibidos en el crucero USS
Oakland y en los acorazados USS Idaho, USS New Mexico y USS Tennessee
que derribaron 62 aparatos.
Pintura sobre el avance de tanques Sherman equipados con lanzallamas y acompañados por marines en la Península de Motobu.
Hasta el 14 de Abril de 1945 no se lanzó la ofensiva definitiva
contra la Península de Motobu tras ser dividida la 6ª División de
Marines en el 4º Regimiento de Infantería que avanzó hacia el Macizo
Yae-Tae y en el 29º Regimiento de Infantería que imitó el mismo
movimiento hacia el sector oriental. Apoyados los norteamericanos por
cañones de artillería, aviones embarcados y las baterías navales del
acorazado USS Colorado, los marines sufrieron numerosas bajas a manos de
las compañías de morteros japonesas ocultas entre las montañas antes de
alcanzar las orillas del Río Mann. Fue entonces cuando al día
siguiente, el 15 de Abril, de manera inesperada los soldados japoneses
protagonizaron una carga “banzai” a la bayoneta y katana (con ellos
marcharon algunas mujeres fanatizadas) que terminó en una auténtica
carnicería porque los marines masacraron a todos los asaltantes hasta
aniquilar al último nipón.
Kazazu también se resistió a mediados de aquel Abril de 1945 porque
los japoneses desbarataron todos los ataques del Ejército
Estadounidense, incluyendo uno con 30 tanques Sherman que terminó con la
destrucción de 22 blindados sobre el terreno a manos de cañones
contracarro y suicidas con minas adosadas al cuerpo. Solamente la caída
de las cuevas del Monte Skyline y de la Cota 178 en donde fueron
aniquilados 400 soldados nipones gracias a un apoyo terrestre artillero
de 19.000 proyectiles (el más grande hasta la fecha en la Guerra del
Pacífico), favoreció la conquista definitiva de la Cordillera Kazazu a
costa de un trágico resultado de 778 bajas estadounidenses entre 118
muertos y 660 heridos.
El Monte Yaetake de 365 metros de altitud fue otro de los
rompecabezas a los que se tuvo que enfrentar la 6ª División de Marines
durante la lucha por el Macizo Yae-Tae. Hacerse con esta posición fue un
trabajo duro que requirió de varias jornadas y que tuvo como
protagonista un solitario cañón nipón de 75 milímetros, cuyos artilleros
acabaron con más de 50 marines gracias a que la pieza se hallaba oculta
en una cueva y por tanto sólo asomaba el tubo para disparar. Tras
sobrevivir a masivos bombardeos aéreos y navales, el cañón fue
finalmente destruido por una patrulla de marines, no sin que antes
despejaran mediante un asalto a la bayoneta el Monte Verde y la Cota 200
dejando un saldo de 347 japoneses muertos.
Neutralizado el Monte Yaetake, la 6ª División de Marines conquistó la
Península de Motobu y con ésta el Macizo Yae-Tae. Hasta entonces los
estadounidenses habían encajado 236 muertos, 1.061 heridos y 7
desaparecidos; mientras que los japoneses 2.500 muertos y 46
prisioneros.
Desembarco en Isla Shima
La Isla de Shima, un territorio insular situado al oeste de la
Península de Motobu, fue otro de los objetivos dentro de las Islas
Ryûkyû a conquistar por el Ejército Estadounidense. Bajo el nombre de
“Operación Indispensable”, la 77ª División de Infantería efectuaría dos
desembarcos de la siguiente manera: uno en el sur sobre las playas “Red
T-1”, “Red T-2”, “Red T-3” y “Red T-4”; y otro al suroeste en la playa
“Green T-1”. Una vez asegurado el litoral, los norteamericanos
avanzarían hacia el interior para enfrentarse a una guarnición japonesa
formada por 4.500 efectivos al mando del general Masashi Igawa entre los
que había 3.000 soldados regulares y 1.500 civiles armados, entre estos
numerosas mujeres voluntarias.
Durante la noche del 15 al 16 de Abril de 1945, la Flota
Estadounidense comenzó el bombardeo de la Isla de Shima mediante fuego
del acorazado USS Texas y los dos cruceros USS Mobile y USS Birmingham,
así como una incursión aérea de la aviación embarcada que efectuó 292
salidas. Nada más amanecer, las primeras lanchas de desembarco
comenzaron a realizar su maniobra de aproximación a la costa, justo en
el instante en que varios aviones kamikazes se abalanzaron sobre la
escuadra norteamericana. Primeramente uno de los aparatos impactó y
hundió al destructor estadounidense USS Pringle causándole 78 muertos y a
continuación un segundo chocó y echó a pique al transporte LCS-13.
Acorazado estadounidense USS Idaho bombardeando las costas de Isla Shima.
A primera hora de la mañana de aquel 16 de Abril, la 77ª División de
Infantería Estadounidense desembarcó en la Isla Shima al 306º Regimiento
sobre la playa “Green T-1” y al 305º Regimiento sobre las playas “Red
T-1” y “Red T-2”. Acto seguido, las tropas norteamericanas avanzaron
hacia el interior para ser posteriormente rechazadas por una posición
defensiva situada en lo alto de una colina de 185 metros de altitud
bautizada como “Pináculo Iegusugu”. Incapaces de proseguir, los
invasores tuvieron que solicitar como refuerzo al 307º Regimiento que
desembarcó en la playa “Red T-3”, el cual muy pronto se unió a los otros
para participar en una cruenta batalla que se prolongó los días 17 y 18
de Abril. De hecho, tan intensos fueron los combates por Isla Shima que
hasta la jornada del 20 los norteamericanos no conquistaron la capital
de Ie tras haber sufrido numerosas pérdidas, entre estas la vida del
famoso reportero Ernie Pyle.
El 21 de Abril de 1945, la Isla Shima fue ocupada al completo después
de que el Ejército Estadounidense aniquilase a los últimos defensores
en el “Pináculo Iegususu”. Hasta la fecha las pérdidas norteamericanas
habían sido de 1.118 bajas entre 218 muertos y 900 heridos; mientras que
las japonesas de 5.100 entre 4.700 muertos militares y civiles, más 409
prisioneros.
Península de Oroku
El 22 de Abril de 1945 comenzó la batalla por la Península de Oroku
cuando un total de dieciocho navíos entre seis acorazados, seis cruceros
y seis destructores bombardearon intensamente dicho sector disparando
una gran cantidad de proyectiles de gran calibre, cohetes, bombas y
napalm. Apenas sin respuesta por parte de los defensores, la única
intervención la protagonizó una escuadrilla de aviones kamikazes que
hundieron al dragaminas USS Shallow y a la lancha de desembarco LCS-15.
Al producirse la invasión del Ejército Estadounidense a la Península
de Motobu, la zona se hallaba defendida por una guarnición japonesa
equipada por 324 piezas de artillería, cuyo puesto de mando se ubicaba a
30 metros bajo el suelo del Castillo de Shuri (una fortaleza medieval
donde curiosamente en el siglo XIX el comodoro estadounidense Mathew
Perry había contribuido a sacar del feudalismo al Reino de Okinawa).
Inicialmente el avance transcurrió sin oposición porque la 7ª División
de Infantería ocupó la posición Skyline Ridge” y la 96ª División de
Infantería el sector de “Nishibaru Ridge”. Sin embargo cuando la 27ª
División de Infantería alcanzó las faldas de la Cordillera Urasoe-Mura,
sufrió una cruenta emboscada que paralizó su progreso tras un saldo de
22 tanques Sherman destruidos.
|
Intento de salvar a los heridos de un tanque Sherman volcado tras recibir el impacto de un proyectil nipón en Okinawa. |
La Cordillera de Urasoe-Mura era una sierra de 150 metros de altura
con picos recortados en forma de paredes verticales de 15 a 20 metros y
más de 30 niveles de túneles excavados bajo la roca. Detenida la 27ª
División de Infantería frente a esta formidable barrera natural, el 23
de Abril la unidad modificó el rumbo para internarse en la Cordillera
Maena. Simultáneamente la 7ª División de Infantería ocupó la posición
“Conical Ridge y a lo largo de los días siguientes despejó el perímetro
defensivo de “Kochi Ridge”. Tampoco durante este proceso la Marina
Aliada dejó de proporcionar a las fuerzas de tierra el debido apoyo, lo
que le valió ser objetivo de una cincuentena de ataques kamikazes como
el reactor Okha que impactó y hundió al transporte canadiense SS Canadá
Victory matando a 43 de sus tripulantes o el misil tripulado que echó a
pique al buque hospital USS Comfort.
Inesperadamente la noche la noche del 3 al 4 de Mayo de 1945, la
guarnición japonesa de la Península de Oroku al mando del general
Mitsuru Ushijima decidió lanzar una contraofensiva infiltrándose por los
dos lados que conectaban la franja terrestre con el resto de la isla.
Apoyados por un bombardeo preliminar de artillería de arrojó más de
12.000 proyectiles y granada fumígenas a las 4:50 horas, los japoneses
arrollaron las posiciones de las 7ª y 77ª Divisiones Estadounidenses,
las cuales abandonaron importantes sectores de la zona como Tanabaru que
previamente habían ocupado. De hecho, las tropas japonesas avanzaron
imparables varios kilómetros hasta que a las 6:00 horas de la mañana, la
1ª División de Marines se desplegó en el área amenazada de la costa
para masacrar a los nipones con un potente fuego de mortero y
ametralladora. Fue entonces cuando incapaces de seguir progresando, el
general Mitsuru Ushijima comprendió que la operación había fracasado y
ordenó la retirada tras un saldo de 5.000 bajas japonesas entre muertos y
heridos con 54 cañones que resultaron destruidos, así como otras 1.336
bajas estadounidenses entre 700 muertos y 636 heridos.
Mientras la batalla se intensificaba en la Península de Oroku, sobre
el Océano Pacífico los aviones kamikazes volvieron a hacer su aparición y
a causar estragos como por ejemplo el hundimiento de los tres
destructores estadounidenses USS Little, USS Morrison y USS Luce, además
de las lanchas de desembarco LSM-190, LSM-194 y LSM-195. Ni siquiera se
salvaron los escasos buques británicos como el portaaviones HMS
Formidable que fue dañado por un japonés suicida con un resultado de 11
aparatos destruidos en pista y 55 bajas entre 8 muertos y 47 heridos;
así como como también el crucero USS Birmingham. Sin embargo la peor
parte se la llevó el portaaviones norteamericanos USS Sangamon que tras
ser alcanzado por un kamikaze la pista de aterrizaje fue partida en dos y
la superestructura deformada con un saldo de 36 muertos, lo que obligó a
los marineros a llevar la nave a puerto, a desalojarla por ser
inservible y finalmente a destruir el buque.
|
Pintura de soldados estadounidenses sorprendidos en plena jungla de Okinawa. |
Sorprendentemente y contra todo pronóstico,
el 4 de Mayo de 1945 el
Ejército Japonés desarrolló un plan casi inviable consistente en
realizar una operación anfibia con lanchas cargadas de tropas
procedentes del mismo Japón. No obstante y a pesar del riesgo que tal
cosa suponía, la misión se llevó a cabo con éxito porque un gran número
embarcaciones sorteó la vigilancia naval y desembarco a varios miles de
hombres en Okinawa sobre las playas de Kuwan. Lamentablemente una vez en
tierra, una compañía de marines localizó al enemigo y comenzó a abrir
fuego contra éste, matando a varios soldados y hundiendo algunas canoas
en las que se ahogaron 477 tripulantes. Pronto los disparos alertaron a
otras unidades del Cuerpo de Marines, las cuales acudieron a la zona
para rodear al contingente desembarcado y forzarlo a huir a campo
abierto, donde más de 2.000 japoneses fueron masacrados en una auténtica
carnicería. Únicamente un destacamento de 600 soldados con 10 tanques
al mando del capitán Koichi Ito consiguieron superar las líneas enemigas
e infiltrarse 2 kilómetros entre la Cordillera Maena y la Cordillera
Tanabaru, no sin antes bloquear y minar la Carretera Nº5. Gracias a esta
improvisada defensa los nipones aguantaron los intensos bombardeos de
la artillería estadounidense durante tres días sufriendo 450 bajas,
siendo destruidos sus 10 tanques y quedando reducidos los efectivos
iniciales a 150 supervivientes. Ante esta insoportable situación, el 7
de Mayo los últimos japoneses intentaron romper el cerco para ser la
mayoría cazados por los marines o acabar suicidándose (por ejemplo los
heridos se inmolaron con granadas), logrando solamente alcanzar la zona
dominaba por el Ejército Japonés un total de 13 nipones, entre ellos el
capitán Koichi Ito y doce soldados.
Malas noticias procedentes de Europa escucharon los japoneses el
8 de
Mayo de 1945 cuando varias salvas de artillería disparadas a modo de
conmemoración por los buques norteamericanos anclados en Okinawa,
anunciaron que Alemania se había rendido y que por tanto Japón se vería
obligado a librar la Segunda Guerra Mundial en solitario. Mientras tanto
el Ejército Estadounidense que acababa de superar la Cordillera
Urasoe-Mura, inició la planificación de la última operación para tomar
la Península de Oroku consistente en atravesar la “Línea Shuri” que
partía la franja insular de este a oste mediante un ataque coordinado de
las 1ª y 6ª Divisiones de Marines, así como las 77ª y 96ª Divisiones de
Infantería, más la 7ª División de Infantería en reserva.
El 10 de Mayo de 1945 el Ejército Estadounidense comenzó la gran
ofensiva contra la Península de Oroku cruzando el Río Asa mediante tres
puentes artificiales construidos por los zapadores (
aunque uno de estos
resultaría hundido por culpa de cinco soldados japoneses que se volaron
tras activar sus granadas adosadas a cuerpo). Una vez consolidada la
cabeza logística al otro lado, el
11 de Junio los norteamericanos
hundieron las primeras posiciones de la “
Línea Shuri” y a continuación
libraron feroces batallas individuales a golpe de granada o lanzallamas
para eliminar las pequeñas fortificaciones niponas que iban quedando
aisladas.
Especialmente cruenta fue la lucha por “Sugar Loaf Hill”, una
posición compuesta por cuevas y aperturas naturales con cañones
emplazados en los riscos, donde el 15º Regimiento Independiente Mixto
Japonés resistió durante provocando unas bajas muy elevadas a los
norteamericanos que tuvieron que dividir sus fuerzas para tomar los
atrincheramientos adyacentes de la siguiente manera: la 1ª División de
Marines se encargó de “Wana Ridge”; la 77ª División de Infantería de
“Chocolate Drop”, “Wart Hill” y “Flattop Hill”; y la 96ª División de
Infantería de “Dick Hill” y “Oboe Hill”.
Sin duda alguna “Sugar Loaf Hill” constituyó el episodio más
sangriento de la Batalla de Okinawa. Por ejemplo en el primer asalto del
11 de Mayo, la 6ª División de Marines tuvo que retirarse en los
primeros 900 metros perdiendo cientos de hombres y siendo pulverizados
todos los tanques que les acompañaban. Tampoco el día 14 el ataque
surgió efecto porque 106 marines causaron baja y 3 tanques Sherman
fueron destruidos. Únicamente la jornada del 15 se ocupó la cumbre de
“Sugar Loaf Hill”, aunque sólo por un breve espacio de tiempo porque un
contraataque japonés forzó a retirarse a los estadounidenses con otras
400 bajas. Precisamente el día 16, la cima cambió hasta cuatro veces de
dueño hasta que finalmente la 7ª División de Infantería conquistó la
ciudad de Yonabaru, lo que facilitó el acceso a la 6ª División de
Marines para tomar la Cresta de Wana, apoderarse del Creciente y
finalmente terminar haciendo cumbre en”Sugar Loaf Hill”.
Al mismo tiempo que se libraban los combates por “Sugar Loaf Hill”,
los aviadores japoneses siguieron enviando kamikazes contra la Flota
Estadounidense anclada en Okinawa. Por ejemplo el día de la ofensiva dos
cazas Zero se estrellaron contra el portaaviones USS Bunker Hill
provocando la muerte de 404 personas y la destrucción de 48 aviones
sobre su cubierta; además de averiar un nuevo aparato al portaaviones
USS Enterprise que sufrió 48 bajas entre 14 muertos y 34 heridos.
Simultáneamente durante estas jornadas el choque de un caza Yokosuka D4Y
hundió al destructor USS Evans, un Zero al destructor USS Handley y un
bombardero en picado Aichi Val al destructor USS Bache, este último
enviado al fondo con 41 muertos. También aquella misma noche, la Fuerza
Aérea Imperial Japonesa estrenó una novedosa táctica consistente en
aterrizar un bombardeo en la pista de uno de los aeródromos de Okinawa,
donde tras volcar de panza un grupo de ocho comandos descendieron a toda
prisa, para a continuación pulverizar con explosivos siete aviones
Corsair en tierra, dañar otros 26 aparatos (incluyendo dos B-24
Liberator) e incendiar 300.000 litros de los depósitos de combustible
que el Ejército Estadounidense mantenía en la zona.
La Cordillera Maeda centró la atención de la lucha en Mayo de 1945
cuando 600 soldados japoneses se atrincheraron sobre los riscos de la
sierra y las zonas pantanosas del Canal de Wana, forzando a los
estadounidenses a infiltrarse en tupidas y húmedas junglas sin poder
hacer uso de los tanques debido a que un gran número quedaron
inservibles tras hundirse en el barro. Desgraciadamente combatir en un
ambiente tan hostil facilitó las emboscadas de los nipones e incrementó
las bajas de los norteamericanos, como por ejemplo le sucedió al 1st
Batallón del 307º Regimiento de la 77ª División de Infantería después de
ser sus efectivos reducidos a la mitad en tan sólo 8 días. De hecho, la
batalla fue tan cruenta que hasta 14 días más tarde, el 21 de Mayo, la
Cordillera Maeda no fue conquistada por un cada vez más mermado Ejército
Estadounidense.
Portaaviones
estadounidense USS Bunker Hill fuera de combate tras el impacto de dos
kamikazes Zero que le provocaron 404 muertos y le destruyeron 48 aviones
sobre la cubierta.
Tampoco la campaña del Río Asato resultó nada agradable para la 6ª
División de Marines encargada de la operación. Nada más cruzar sus
orillas los marines sufrieron innumerables contratiempos como los 500
soldados japoneses que tuvieron que aniquilar en el Monte de la
Herradura y las constantes lluvias torrenciales que anegaron la
Carretera Nº13. Cuando por fin los norteamericanos alcanzaron la capital
de Naha al sur de la isla, libraron una intensa batalla calle por calle
y casa por casa, en donde se vieron obligados a sortear infinidad de
trampas explosivas y abatir a los numerosos francotiradores ocultos en
viviendas y tejados. Finalmente y después de sangrienta lucha de varios
días que redujo el 90% de la metrópoli a escombros, el 24 de Mayo la
ciudad de Naha fue conquistada y la “Línea Shuri” superada.
Urgentemente el general Mitsuru Ushijima convocó una reunión de
emergencia para el Estado Mayor en el Castillo de Shuri al saber la
noticia acerca de la pérdida de Naha. Según acordaron los altos mandos
militares, se llevaría a cabo un repliegue táctico a la Península de
Chinen y la Península de Kiyan, ambas dentro de la propia Península de
Oroku, las cuales ofrecían una orografía natural favorable en donde
prolongar la defensa de la isla durante más tiempo.
Gracias a una intensa lluvia que paralizó las operaciones de los
Aliados y mantuvo a los aviones en tierra, los restos del XXXII Ejército
Japonés atravesaron la Bahía de Nakagusuka e iniciaron la retirada de
forma escalonada y ordenada. Ni siquiera cuando se disipó el temporal y
el cielo clareó, los estadounidenses reaccionaron porque se
entretuvieron en repeler un nuevo ataque de aviones kamikaze que
hundieron al destructor USS Drexler provocándole 158 muertos.
A finales de Mayo de 1945, la 1ª División de Marines reanudó la
marcha para limpiar los últimos restos de la “Línea Shuri” ocupando
primero la localidad de Inasomi, luego haciendo cumbre en los Montes Hen
y Hector, y por último conquistando la plaza feudal del Castillo de
Shuri que hasta ese momento había recibido 200.000 proyectiles y acababa
de ser coronada por una bandera norteamericana que plantó el coronel
Richard Poss. A pesar de que esta acción fue considerada en Washington
como una importante victoria para los Aliados; la realidad era bien
distinta porque la mayor parte de los soldados japoneses, unos 5.000
montados a bordo de un centenar de camiones, completaron la evacuación
con éxito al atrincherarse intactos en las Penínsulas de Chinen y Kiyan.
Asaltos a las Penínsulas de Chinen y Kiyan
A inicios de Junio de 1945 el Ejército Estadounidense planificó la
que debía ser la última ofensiva en Okinawa contra un XXXII Ejército
Japonés reducido a 11.000 soldados adscritos a elementos de las 24ª y
62ª Divisiones de Infantería, más la 44ª Brigada Mixta Independiente,
cuyas unidades se concentraron en un perímetro defensivo que se
articulaba en torno a la Cordillera de Kunishi con unos precipicios de 2
kilómetros de coral, el Monte Yaeju-Dake de 120 metros, el Monte
Yuza-Dake de 102 metros y el Monte 95 de 90 metros de piedra caliza,
estando situado el puesto de mando del general Mitsuru Ushijima en el
Monte 89 al sur del pueblo de Mabari. De tal operación se encargaría la
1ª División de Marines atacando la costa occidental, la 77ª División de
Infantería la costa oriental y la 6ª División de Marines procedente de
Naha asaltando la Base Naval del Estuario Kokuba.
La 6ª División de Marines comenzó la última ofensiva en la Península
de Oroku el
1 Junio de 1945 mediante un rápido y sangriento avance que
acabó con la
toma de la ciudad de Itoman después de que la mayor parte
de la guarnición japonesa resultase aniquilada. Acto seguido, estos
mismos marines
irrumpieron en la Base Naval del Estuario de Kokuba que
conquistaron a base de intensos combates y con el apoyo de la flota, al
mismo tiempo que un segundo contingente efectuaba un desembarco en la
retaguardia nipona. Más complicaciones encontraron los invasores el
sector de Tomigusuku, donde un campo de minas anticarro destruyó 30
tanques Sherman; así como la 96ª
División de Infantería que sufrió
cuantiosas bajas a la hora de tomar las aldeas de Iwa, Tomui y
Shindawaku entre los días 7 y 8 de Junio. Solamente la 7ª División de
Infantería tuvo algo de suerte porque gracias a una manguera de 60
metros conectada a un tanque lanzallamas consiguió foguear a todos los
defensores del Monte 95 que ardieron como teas humanas. A partir de
entonces tendrían que transcurrir 48 horas para que la mañana del 10,
toda la Penínsuka de Oroku fuese ocupada al completo tras un saldo de
1.068 marines muertos o heridos y 2.000 bajas japonesas entra 1.800
muertos y 200 prisioneros.
Un tifón sobre el mar constituyó el nuevo enemigo con que se encontró
la Marina Aliada aquel Junio de 1945 cuando el viento y una fuerte
tormenta dañaron gravemente los dos portaaviones USS Salamaua y USS
Windham Bay; los tres acorazados USS Alabama, USS Indiana y USS
Massachusetts; los tres cruceros USS Pittsburg, USS Baltimore y USS
Duluth; y a los dos destructores USS Conklin y USS Mckee. Tampoco los
kamikazes concedieron tregua durante aquellas jornadas porque los
aviones suicidas hundieron a los dos destructores norteamericanos USS
William Porter y USS William Ditter.
El
10 de Junio de 1945 la 1ª División de Marines y la 77ª División de
Infantería penetraron finalmente en las Penínsulas de
Chinen y Kiyan.
Sería precisamente esta última unidad la que más problemas se encontró
en las faldas del
Monte Yaeju-Dake porque durante 48 horas los japoneses
rechazaron todos los asaltos provocando 120 bajas a los norteamericanos
y haciéndoles gastar inútilmente
144.000 litros de combustible de
lanzallamas rociando la cima. Fue entonces cuando a las 3:30 horas del
12 de Junio,
los estadounidenses aprovecharon la oscuridad de la noche
para escalar silenciosamente el Monte Yaeju-Dake y atacar por sorpresa a
los nipones, quienes amedrentados por la acción, salieron corriendo a
campo abierto para ser batidos por el fuego de la artillería que causó
una enorme mortandad o ser cazados por el fuego de fusilería desde la
cima cuando los supervivientes intentaron dar marcha atrás.
Milagrosamente los pocos que consiguieron escapar perseguidos por los
tanques de la 1ª División de Marines que avanzaba por la costa
occidental, se refugiaron y atrincheraron a 1 kilómetro de sus
posiciones de partida a la espera de acontecimientos.
Transcurrida una semana del asalto al Monte Yaeju-Dake, el Ejército
Estadounidense reanudó la ofensiva el
17 de Junio de 1945 mediante el
soporte de 264 piezas de artillería que arrasaron el pueblo de
Makabe.
Al día siguiente, el
18 de Junio, los norteamericanos finalmente se
apoderaron de la
Cordillera de Kunishi, donde el mismo general Simón
Bolivar Buckner se trasladó para contemplar el desarrollo de las
operaciones. Sin embargo y de manera inesperada la dotación de cañón
japonés localizó a la oficialidad enemiga y a las 15:00 horas de la
tarde disparó cinco proyectiles contra el puesto de mando, acabando con
la vida del general Simón Bolvivar Buckner y varios oficiales
(precisamente este último se convirtió en el primer general
norteamericano en morir en combate desde la Guerra de Secesión en el
siglo XIX).
Inmediatamente el fallecido fue sustituido por el general
Roy Geiger, aunque las malas noticias entre el generalato se siguieron
sucediendo porque media hora más tarde, a las 16:00, el coronel Heinl
Roberts murió por el certero disparo de un francotirador japonés oculto.
|
Tanque
Sherman con soldados se toman un descanso para recoger cultivos
durante el bloqueo a las penínsulas de Kiyan y Chinen el 12 de Mayo de
1945 |
Bastante escasas eran las bolsas niponas que el 19 de Junio
continuaron resistiendo en Okinawa. Se trataba de la 24ª División de
Infantería en Medeera y la 62ª División de Infantería entre el Monte 89 y
Maburi, así como 400 hombres aislados del coronel Kukiji Hondo en unos
surcos de coral. La lucha contra estos objetivos fue intensa y
sangrienta como de costumbre, perdiendo la vida durante el combate un
segundo general estadounidense llamado Claudius Easly que fue alcanzado
por una ráfaga de ametralladora en la cabeza (
la Batalla de Okinawa fue
la que más generales se cobró en la Historia de Estados Unidos).
Respecto a los civiles de Okinawa, la mayoría estuvieron condenados a
su más completa aniquilación porque cayeron bajo el fuego cruzado o se
suicidaron colectivamente, como por ejemplo hicieron familias enteras
con niños mediante envenenamientos, pegándose un tiro en la cabeza,
rajándose el vientre con el rito “sepukku” o arrojándose por barrancos.
También entre los miles de refugiados que preferían rendirse a los
norteamericanos, intentaron infiltrarse numerosos soldados que con
bombas adosadas al cuerpo se inmolaban ante los guardias.
Aproximadamente 40 suicidas fueron abatidos por los marines y el coronel
Hiromichi Yahara, quién había intentado escapar vestido de civil y
había reconocido por su llamativa altura.
Incapaces de resistir por más tiempo, la noche del 21 de Junio de
1945, el general Mitsuru Ushijima y sus oficiales cantaron el himno
nacional del
Kimigayo y a continuación se suicidaron mediante
el ritual del “harakiri”. Solamente unas horas después los soldados
estadounidenses conquistaron su puesto de mando en el Monte 89, se
apoderaron del pueblo de Maburi y aseguraron la Sierra de Kiyamu-Gusuku.
Con el amanecer del 22 de Junio de 1945, un total de 18 aviones
kamikaze pusieron en práctica la “Operación Kikusuri 10” consistente en
el último ataque suicida contra Okinawa. Entre las pérdidas
contabilizadas estuvo el hundimiento del portahidroaviones USS Curtiss
con 41 muertos, el destructor USS Twiggs con 152 muertos, el transporte
USS Barry y la lancha de desembarco LSM-59.
La lucha por Okinawa transcurrió el 23 de Junio con mucho menos
intensidad tras la caída de la ciudad de Medeera. Desde entonces
solamente se dieron breves escaramuzas entre sitios muy localizados de
las montañas y selvas, aunque especialmente en las cuevas, donde la
mayor parte de las entradas tuvieron que ser selladas por equipos de
demolición, dejando atrapadas en el subsuelo a un total de 23.764
personas entre militares y civiles que de forma horrible irían
pereciendo de hambre o sed durante el paso del tiempo. Fue así como los
choques se siguieron reproduciendo en determinados puntos de la isla
hasta el 30 de Junio de 1945 se consideró todo el territorio insular
asegurado. La Batalla de Okinawa había finalizado.
Conclusión
Un total de 82 días de intensos combates se prolongó la Batalla de
Okinawa, hasta entonces la más complicada librada por los Aliados
durante la Guerra del Pacífico. Curiosamente y respecto a otras campañas
anteriores, la invasión de las Islas Ryûkyû constituyó el primer
enfrentamiento en que el Ejército Japonés infligió más bajas humanas y
materiales al Ejército Estadounidense que las suyas propias, lo que
demostró que en caso de producirse la tan anunciada invasión del Japón
metropolitano, la cantidad de muertos y el coste logístico para los
Aliados sería de proporciones gigantescas.
Estados Unidos sufrió 101.357 bajas entre 20.195 muertos, 55.152
heridos y 26.000 hospitalizados psiquiátricos; así como un material de
225 tanques destruidos, 768 aviones derribados y 87 buques hundidos (2
portaaviones, 17 destructores, 2 dragaminas, 1 portahidroaviones, 3
transportes y 62 lanchas de desembarco), además de otras 254
embarcaciones dañadas (11 portaaviones, 9 acorazados, 5 cruceros y 229
destructores, transportes o lanchas de desembarco).
Japón sufrió unas 85.000 bajas entre 77.166 muertos y 7.000
prisioneros; así como un material de 27 tanques y 743 cañones
destruidos, 1.430 aviones derribados o estrellados como kamikazes y 6
buques hundidos (1 acorazado, 1 crucero y 4 destructores).
Respecto a los civiles ryûkenses de Okinawa y las Islas Ryûkyû, la
tragedia fue mayúscula porque 140.000 no combatientes perdieron la vida
de la forma más diversa ya fuesen varones, mujeres, niños o ancianos. La
mayoría perecieron a causa de los combates o los bombardeos aéreos y
navales, aunque un gran número se mató en suicidios colectivos o
forzados, e incluso a veces en ejecuciones cometidas por los propios
soldados japoneses tras señalar de cobardes a los civiles, además de ser
también asesinadas algunas mujeres después de ser violadas por los
marines estadounidenses.
La Batalla de Okinawa y el alto coste humano que significó en
víctimas mortales y heridos
(se registraron 3.000 muertos diarios
sumando ambos bandos), llevó a Washington a replantearse su estrategia
ofensiva sobre la posibilidad de invadir Japón en la por aquel entonces
bautizada como
“Operación Downfall”. Según este documento, se preveía la
conquista de las cuatro grandes islas del archipiélago nipón (Honshû,
Kyûshû, Shikouku y Hokkaido) con una estimación en bajas de más de un
millón de soldados estadounidenses muertos, un cuarto de millón de
británicos, decenas de miles de soviéticos y otros socios como los
australianos o neozelandeses, además de varios millones de japoneses.
Ante las sangrientas expectativas futuras analizadas tras la Batalla
de Okinawa, finalmente en Agosto de 1945 el Gobierno de Estados Unidos
se decantó por arrojar dos bombas atómicas sobre las ciudades de
Hiroshima y Nagasaki que forzaron definitivamente a Japón a rendirse.
Fue así como el 2 de Septiembre de 1945, sólo dos meses y medio después
de la Batalla de Okinawa, los Aliados se alzaron con la victoria
poniendo fin a la Segunda Guerra Mundial.
Información extraída de http://www.eurasia1945.com.
Bibliografía:
-Rubén Sáez Abad,
Okinawa 1945, HRM Ediciones (2016), p.9-144
-Derrick Wright,
Pacific Victory. “Okinawa”, Sutton (2005), p.197-233
-Editores de S.A.R.P.E.,
Crónica Política y Militar de la Segunda Guerra Mundial. “La batalla final: Okinawa”, S.A.R.P.E. (1978), p.2.272-2.278
-R.G. Grant,
1.001 Batallas que cambiaron el curso de la Historia, “Okinawa”, Grijalbo, (2012), p.890
-Lawrence Rees,
El Holocausto Asiático, Crítica (2009), p.176-186
Otros enlaces de interés